No por el hecho de ser persona adquieres la
condición de “Ser Humano”. Para serlo debes de actuar como tal, no como
salvajes asesinos que desprecian lo más elemental del Ser Humano, la vida.
A lo largo de
la historia ha habido cientos de millones de cobardes que, escondidos bajo el
amparo de su poder, realizan practicas inhumanas, que ni siquiera son
comparables a animales salvajes. Estos matan por comida, los “inhumanos” matan solo por el placer de matar y dando a sus
victimas la más cruel de las muertes.
La crueldad de la imagen que ilustra este artículo,
habla por si sola.
Ya hace meses hablábamos de la muerte de una mujer a
manos de su hijo. La madre le propuso huir del Daesh y la respuesta de su hijo
fue dispararle un tiro en la nuca en una plaza llena de gente. Como
escarmiento. Bastardo asesino, maldito
seas por matar a tu madre. ¿Se puede considerar a semejante alimaña “hijo”?.
Vemos también, día tras día, como a la indefensa
población civil, les toman como rehenes
para evitar ataques contra los terroristas yihadistas. Una vez más, COBARDES.
Estos asesinatos no son esporádicos, se producen
diariamente.
Todo aquel que intenta huir de la guerra, de la
miseria, del terror que imponen por la fuerza los yihadistas, son asesinados,
quemados vivos. A la población, en esas dramáticas circunstancias, no le queda
más remedio que callar, no hacerlo les costaría la vida.
Cuando tantas veces en nuestro país que nos quejamos
amargamente de la situación actual, crisis no solo política sino también
económica, no debemos retroceder ni un ápice en todos los derechos que, a lo
largo de la historia, no solo nosotros, sino también nuestros antepasados, hemos conseguido.
Ello no es óbice para seguir luchando por mejorar
nuestra sociedad pero sin olvidarnos de ser solidarios con todos aquellos que
sufren tantas injusticias.
Mi más profundo dolor por estas personas que apenas
ya acaparan titulares. Yo, cuanto menos, lamento amargamente sus muertes.
¿Qué podríamos hacer para ayudarlos?
Ante estas
horribles imágenes, no volvamos la cara para no verlo, está sucediendo…
Por Diego Gutiérrez de Ávila







































