A muchos europeos, que tenemos ya una cierta edad, nos
preocupa el futuro de nuestro espacio común, Europa.
Durante muchos siglos, nuestros antepasados han ido
construyendo esta sociedad y es un deber nuestro preservarla.
En nuestro continente se han producido, hasta finales
del siglo XX, muchas guerras.
La construcción de la Unión Europea, no exenta de
dudas y criticas acerca de su funcionamiento, parecía el final a tanta
violencia.
1º - PASADO DE EUROPA
El nombre de nuestro continente viene de la mitología
griega, Europa era una mujer fenicia que fue seducida por el dios Zeus,
disfrazado de toro. A lomos de él la llevo hasta la isla de Creta. Como vemos,
no es un nombre actual sino de muchísima antigüedad.
Los primeros pobladores del ser humano que llegaron a
Europa, lo hicieron desde África, origen
de nuestra especie humana. Colonizaron las zonas del centro-sur, que entonces
eran mucho más ricas para la caza y la agricultura. Estamos hablando de hace
aproximadamente 45.000 años.
Desde entonces ha habido diferentes culturas dominantes,
la antigua Grecia, el imperio Romano, las invasiones de tribus del norte hacia
el sur de Europa, el imperio Carolingio… así hasta llegar a la Edad Media.
Es justamente aquí donde comienzan las guerras de
religión y las cruzadas, estas dirigidas a recuperar la llamada “Tierra Santa”
para la cristiandad.
En esa época, las guerras y las enfermedades, como la
peste negra, diezmaron la población europea.
Con el descubrimiento de América y la llegada de la
Edad Moderna, los países empezaron a tomar forma territorial que, a lo largo de
estos siglos, no ha hecho más que generar tensiones y crear incontables
guerras.
Las más importantes son las de religión entre
católicos y luteranos, que durante décadas mermó la población europea. Recordar
que la religión no se imponía por las cruces, sino por las espadas.
Quizás uno de los momentos claves para entender la
Europa actual sea la Revolución Francesa. Ahí se acaba, por fin, el ser
súbditos de un Rey para convertirse en algo maravilloso, un Ciudadano con
derechos: “Igualdad, Legalidad y Fraternidad”.
Tras un siglo XIX muy convulso en guerras, lo peor
llegaría en el siglo XX.
La primera guerra mundial, entre 1914 y 1918, sirvió
para acabar con los antiguos imperios alemán, austriaco y otomano.
La paz, firmada a través del Tratado de Versalles y
con condiciones extremadamente duras para los vencidos, fue el germen que gestó
la segunda guerra mundial entre 1939 y 1945, en mi opinión esta guerra no era
más que una continuación de la primera.
2º - PRESENTE DE EUROPA
Tras la guerra, me gustaría hacer un rápido repaso,
que considero necesario, para saber como hemos llegado hasta el presente.
El 1951, se crea la “Comunidad Europea del Carbón y
del Acero” y en 1957 el “Tratado de Roma”, origen de la actual Unión Europea.
Si bien esta Unión a veces nos parece lenta y compleja
en su funcionamiento, si que es cierto que ha sido la que ha permitido acabar
con las divisiones de la gran mayoría de los países europeos y convertirse en
el espacio común más deseado del planeta.
España puede dar fe de ello. En 1986 ingresamos, por
fin, en tan selecto club y gracias a ello fuimos grandes receptores de los
fondos de cohesión que nos permitieron crecer económicamente.
Recordar también que para pertenecer a la Unión
Europea es necesario cumplir con unos requisitos mínimos: ser países
demócratas, con justicias iguales para sus ciudadanos, que no tengan en su
ordenamiento jurídico la “pena de muerte”, y así un largo etcétera.
Es precisamente por mantener esos requisitos básicos
que, en estas fechas, la Unión Europea está presionando al actual gobierno ultraconservador de Polonia, para que cumpla
con sus obligaciones democráticas. Recordar que este gobierno esta en claro
retroceso en cuestión de igualdad de género y derechos de las personas
homosexuales. Y este retroceso se está empezando a dar también en Hungría y
otros países de la Unión. De seguir así, pondremos en peligro los mejores años
de la historia de Europa.
Es por eso que, todos los que ya vivíamos en España
antes de entrar en la Unión, deberíamos explicar a nuestros jóvenes lo que
entonces éramos, para que puedan valorar el avance tan significativo que
nuestra sociedad ha hecho.
Ese avance no habría sido posible sin que muchísimos
antepasados nuestros lucharan en guerras, pasaran hambre y miserias, se
separaran de sus familias, sufrieran injusticias, y es gracias a ellos, a sus
vidas y a sus muertes, que hoy
disfrutamos de una sociedad infinitamente más avanzada.
Ahora bien, muchos de ustedes habrán oído hablar de lo
que es “morir de éxito”.
Ello sucede cuando pensamos que lo tenemos todo ya hecho,
todo ganado y al final lo que sucede es que lo perdemos todo por nuestra falta
de acción. Todos debemos de contribuir a que la rueda siga girando, aunque sea
lentamente, pero girando.
Estamos obligados, por respeto a ellos y a todo lo que
nos dejaron de herencia, a seguir luchando por nuestra sociedad, para que de la
misma forma que ellos contribuyeron a nuestro bienestar, contribuir nosotros al
de aquellos que nos sucederán, a nuestros hijos. En definitiva, dejar un mundo
mejor que el que nos encontramos.
¿Y porque les he dicho todo esto?, pues sencillamente
porque hemos hablado del pasado y del presente, pero a mi me preocupa como se
presenta el futuro.
3º - FUTURO DE EUROPA
La mayoría de la gente que viene de fuera de las
fronteras de la Unión Europea, recordemos que es la unión de 28 países, vienen
precisamente porque este espacio común es garantista con las personas y sus
libertades, al mismo tiempo que es solidario con aquellos que lo necesitan.
A principio de los años setenta, hubo muchísima
emigración de españoles hacia Alemania.
Es curioso que, a día de hoy, muchos alemanes nos
digan que los españoles eran, de entre todos los emigrantes tanto turcos, como
yugoslavos e italianos…los que mejor se adaptaban a la forma de vida alemana y
cumplían sus normas de convivencia.
Cuando una persona se traslada a otro país, está reconociendo
de forma explícita, que el país al que van es superior económicamente al suyo
de origen.
Si los habitantes de ese país acogen al emigrante, no
cabe menos de esperar, por parte de estos, que adaptarse a sus normas. Lo
contrario, sería retroceder.
En este punto tenemos que recordar que, ante la gran
presión migratoria, la Unión Europea se está planteando suspender, durante dos
años, los Acuerdos de Schengen. Este acuerdo permite a los ciudadanos de la
Unión (excepto Reino Unido, Irlanda, Bulgaria, Chipre, Croacia y Rumania que no
lo han firmado), viajar por todos los Estados miembros libremente y sin
controles fronterizos.
En Gran Canaria lo sabemos, muchísimos de ellos han
venido a vivir aquí, establecerse, poner negocios… En definitiva, a contribuir
a nuestra economía.
La llegada de refugiados ha abierto una profunda
crisis en el seno de la Unión Europea, mucho más profunda de lo que la gente
piensa. Hace poco más de dos semanas, los Primeros Ministros de Holanda y
Francia han alertado de la urgencia de tomar medidas al respecto. Urgen hacerlo
en pocas semanas, antes de que la llegada del buen tiempo incremente el flujo
de refugiados.
Los que creíamos que la UE ya no tendría vuelta atrás,
vemos con preocupación la posibilidad de anular, durante dos años, los acuerdos
de Schengen, es decir, volver a las fronteras dentro de la Unión. El proyecto
europeo, que tantos años ha costado levantar, corre el riesgo de morir y tan
solo en pocos años.
Ambos Primeros Ministros alertan de que no se puede
aceptar a todos los refugiados, porque nos desestabilizarían como países.
Para frenar la llegada masiva de inmigrantes hay que
buscar una solución duradera a la crisis en Siria.. De lo contrario corremos el
riesgo de que quede sin efecto permanente los Acuerdos de Schengen, paso previo
para un desmantelamiento de la Unión y todo lo conseguido durante más de
cincuenta años. Es decir, nuestro bienestar, largamente trabajado durante años,
está seriamente amenazado.
Según datos del 1 de enero de 2014, había 18 millones
de ciudadanos de la Unión Europea que residían en un Estado diferente al que
habían nacido. Es un principio básico de la Unión, la garantía de que cualquier
ciudadano de un Estado miembro pueda
moverse con total libertad dentro de sus fronteras.
Según datos de esa misma fecha, los residentes dentro
de la Unión Europea que habían nacido en un país no miembro de la Unión era de
33 millones y medio.
Son datos de hace dos años, pero a nadie se le escapa
la gran afluencia de personas que han llegado a la Unión en estos últimos años.
Muchos de ellos como refugiados de guerra.
En 2014, y tan solo a Alemania, llegaron 450.000
personas. Ese país esperaba para 2015 la llegada de más de 800.000, lo que
equivale al 1% de su población. Ni que decir tiene que la guerra en Siria ha
disparado el número hasta superar los dos millones de personas.
El notable incremento de la población, al no ser un
incremento demográficamente natural y asumible,
genera tensiones económicas, culturales y de religión.
Es cierto que el acogerlos responde al maravillosos
principio de la solidaridad humana, pero también es cierto que los que llegan
tienen que poner también algo de su parte. Intentar imponer sus costumbres de
vida sería que, en vez de venir a sumar, vinieran a restar.
¿No es cierto que salieron porque esa costumbre de
vida les hizo pasar guerras, hambre y miserias?. Entonces ¿porqué no adaptarse
a la nuestra forma de vida?.
Las respuestas podrían ser la siguientes:
1º.- La religión, sea cual sea, ha creado guerras y
odio desde tiempos inmemoriales. Está debería estar completamente separada de
la “vida pública”, incluidas por supuesto las escuelas.
Para eso están las iglesias, muy numerosas y
generalmente vacías y para otras confesiones, también consta que tienen acceso
a sus “templos de culto”. La religión debería ser una forma interna de sentir y
nunca una imposición. Todo esto con el mayor de los respetos a todas ellas,
pero los que no lo sentimos así, también tenemos nuestros derechos.
2º.- De la misma forma que los españoles, como ya
hemos dicho antes, se adaptaron a la forma de vida de los alemanes, en
imprescindible exigir a los que vienen a nuestra casa que cumplan las mismas
normas que cumplimos nosotros, sin que el “falso buenismo” nos haga apartarnos
ni un ápice de la defensa de la forma de vida que, como ya hemos dicho,
nuestros antepasados lucharon para hacerlo posible. Ya no basta con ser
“políticamente correctos”.
3º.- En el año 2004, el anterior Presidente de
Gobierno, Zapatero, propuso junto al entonces Primer Ministro de Turquía,
Erdogan, formar una “Alianza de Civilizaciones” que englobara a todas las
naciones, religiones y culturas.
Una especie de Foro donde deberíamos todos ceder para,
respetándonos mutuamente, dejar atrás las guerras del odio.
Muchos recordaremos las críticas y burlas que, desde
dentro de España, recibió en aquel entonces Zapatero.
Es curioso que en el año 2007, el ex presidente
portugués, Jorge Sampaio fue nombrado por el Secretario General de las Naciones
Unidas, Ban Ki-Moon, como Alto Representante de la Organización para la Alianza
de las Civilizaciones. Se ve que la idea de Zapatero no solo no era
descabellada, sino que muy conveniente.
Quizás este sea el camino, el diálogo.
4º - CONCLUSIONES
1º - Solidaridad si, por supuesto, pero hay que exigir
a todos aquellos que vienen de fuera, integración efectiva en la Unión Europea.
Ellos también tienen que hacer “sus deberes”. No todo es recibir, también hay
que aportar.
2º - Repetir, de nuevo, que nuestros antepasados no
murieron luchando por construir una sociedad más justa para que nosotros
dilapidemos la herencia recibida.
3º - Que esa “Alianza de Civilizaciones” no se quede
solo en una organización con un nombre muy bonito pero nada efectiva. Debería
ser el embrión que coordinara la manera en la que todos los países trabajaran
por “integrar”, en nuestros valores, a todos los que vienen a vivir a nuestro
espacio común, respetando sus tradiciones culturales, las cuales pueden ser
complementarias pero, en caso de no ser asimilables, hacer prevalecer las
nuestras.
4º - Hay que reconocer que Europa ha perdido casi toda
la influencia, tanto política como económica, en el nuevo orden mundial. Muchos
países pretenden estar en la Unión “a la carta”, es decir, a lo que más les
interesa a nivel país y no en el conjunto de todos ellos.
El futuro económico y social que disfrutamos
actualmente debería garantizarse con más cesión de soberanía, federar los
países en lo que se podría llamar Estados Unidos de Europa.
5º - Se que muchas de estas opiniones pueden generar
controversia, pero son comentarios que oigo en la calle con muchísima
frecuencia. ¿Están los políticos a la
altura de la ciudadanía?. Quizás deberíamos exigirles que dejen de ser ya, de
una vez por todas, “políticamente correctos” y asuman que estamos, como
sociedad, retrocediendo.
Gracias por su atención.
Artículo de opinión de Diego Gutiérrez Ávila
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