Entre la corrupción generalizada y el populismo
“engañabobos”, tiene que haber un “término medio”.
Lejos quedan ya los tiempos en que muchísimos
canarios tuvieron que salir de su tierra para huir de la miseria y poder sacar
adelante a sus familias. Los destinos preferidos fueron Venezuela y Cuba. Por eso, Venezuela es considerada, entre los
canarios, como “la octava isla”.
Para poder entender estos populismos habría que
retroceder a la II Guerra Mundial.
Argentina, que se había mantenido
como país neutral, hizo grandes negocios con su neutralidad obteniendo por ello
grandes beneficios económicos.
Tras la llegada del General Perón al poder, acompañado de su primera esposa, la famosa Evita Perón, el país era inmensamente
rico.
La administración de ese dinero fue nefasta, el populismo peronista comenzó a repartir
el dinero entre las clases más desfavorecidas, algo loable desde el punto de vista social y solidario pero nefasto porque
el dinero, cuando sale y no entra, tarde o temprano se agota. Y eso fue lo
que paso, el dinero se agotó y ya no hubo más para poder seguir repartiendo
entre la población.
Eso es populismo barato y mala administración. Para generar riqueza en un país hay que
pensar a medio y largo plazo, el peronismo no lo supo hacer y sumió a
Argentina en una gran crisis social que desembocó en la “Dictadura Militar”,
con decenas de miles de muertos y desaparecidos. Un drama nacional.
En Venezuela la historia se repite. No hay duda de
que los gobiernos anteriores eran “extremadamente corruptos” y ante esa
situación se levantó el militar HugoChávez con un intento de “golpe de estado” fallido.
A pesar de la corrupción, Venezuela era un país
rico, principalmente por el petróleo pero con otros muchos recursos naturales.
Tras asumir el poder en 1998, Chávez hizo lo mismo
que el peronismo en Argentina, repartir las enormes riquezas del país sin darse
cuenta, como ya he dicho antes, que el dinero, si solo sale y no entra más,
tarde o temprano se acaba. Así, al comienzo su política social favoreció a las
clases más humildes y con ello el voto popular fue siempre fiel.
Tras diez años de política económica basada en mucha
ayuda social y disminución de ingresos, el resultado no podía ser otro,
desaceleración de la economía, caída del precio del petróleo y con ello menos
posibilidad de seguir aplicando su programa social.
Chávez muere en 2013 en olor de multitudes, le
sucede Nicolás Maduro, persona que
aun intentándolo, ni de lejos tiene el
carisma de su predecesor en el cargo.
El resultado ya lo conocemos, un país rico como Venezuela obliga a la gente que acude a los
hospitales a que lleven sus vendas, ya que el Estado no dispone ni siquiera
de lo más elemental para garantizar la sanidad de sus ciudadanos.
Ayer se abrió de nuevo la frontera con Colombia,
llevaba un año cerrada, me dió una enorme pena ver a la gente cruzar la
frontera para poder comprar productos básicos porque en su país ya no los hay. Venezuela se ha hundido en una miseria de
la que le costará muchos años en salir.
La gran mayoría de los españoles estamos cansados de
tanta corrupción en nuestro país, dicen
algunos políticos que la corrupción de sus partidos ya se ha pagado en las
urnas, eso es MENTIRA, la corrupción se paga en LOS JUZGADOS, no en las URNAS.
Y es en nuestro sistema judicial en el que debemos
de confiar para acabar con todo este tipo de corruptelas, no en “salva patrias”
que solo pretenden llegar al poder con populismos baratos.
Recordemos el caso de una ministra en Suecia esta semana pasada, dió positivo en un control de alcoholemia (0.2 miligramos
en sangre), justo la cantidad mínima para ser considerado delito. Su respuesta:
Dimisión inmediata.
Aquí en España nadie dimite, ya pueden hacer lo que
quieran, todos se esconden mientras los casos de corrupción se diluyen con el
tiempo. Pasan años y al final los delitos prescriben (o se les indulta). Así
nos va…
Contra la
corrupción hay que luchar, no permitirles absolutamente nada, pero la salida a
tantos casos de corruptelas no debe hacernos caer en manos de “populismos
baratos”. Ya tenemos varios ejemplos donde el “remedio” es peor que la
“enfermedad”, para no caer en la tentación, recordemos a Venezuela…
Por Diego Gutiérrez de Ávila
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